Salvador se suelta con un discurso en el que habla de la música como una vía de expresión de los sentimientos, más allá de la pompa y el artificio de la representación, tras ganar el festival de Eurovisión,
qué bonito y qué necesario volver a contactar con ese mundo de sentimientos y emociones al que un día estuvimos más próximos, no está de más felicitarle al héroe del re-encuentro, Salvador Sobral,
un chico con una imagen y una pose muy poco festivalera, que es capaz de traernos una nana, y cantarla con toda la ternura de la que sólo son capaces nuestros vecinos de mar y de vientos, nuestros vecinos portugueses,
un pueblo extremadamente amable, en contacto con el aire atlántico, cerca de esa costa que un día creímos que era la costa del fin del mundo, qué equivocados estábamos, qué equivocados debemos estar,
sí que hay mundo más allá de las costas de Portugal, de la misma forma que sí se puede ganar un festival de Eurovisión con una canción de cuna cantada en portugués, de la misma formas que sí hay un espacio en nuestra vida,
más allá del viento y los mares, sobre tierra firme,
para los sentimientos y la emoción.
así lo vimos…