La necesidad de ser otro.
La huida, la evasión, la ilusión de vivir otras vidas, la magia de mirar con otros ojos.
Leer nos acerca a otras formas de pensar, a otras formas de sentir, es un laboratorio para desarrollar la empatía.
John Banville se evade escribiendo novela negra con el pseudónimo de Benjamin Black, y su personaje Quirke, el patólogo forense aficionado a la bebida y al que se le da tan mal las relaciones con los vivos, permite al autor ser menos perfeccionista con el lenguaje, dedicar el verano a escribir siendo “otro”, mientras que el resto del año vuelve a exigirse la prosa de El Mar o El intocable y trabaja duro para seguir siendo uno de los mejores autores de habla inglesa, la pluma irlandesa extraordinaria que aspira al nobel.
Cuantas veces soñamos ser otros, alejarnos de la presión, de las ataduras, de las expectativas que otros tienen sobre nosotros, ¿Qué se espera de mi? ¿a cuantas personas decepciono si…?
A veces son necesarias no una fuga, sino muchas, como Fernando Pessoa, que se fragmentó en muchos otros, para ensanchar los limites, o para huir de si mismo. Juan Eslava Galán cedió a la pasión de escribir novela histórica sobre templarios con el sobrenombre de Nicholas Wilcox, confundiendo durante un tiempo a sus lectores con una biografía creada para su segunda personalidad como escritor.
Paul Auster en Trilogía de New York, en la tercera entrega La habitación cerrada, va más allá y se observa a si mismo desde fuera, el escritor espiando al escritor. En Informe del Interior va en busca de el niño, el adolescente que fue, sus sueños, sus lecturas y experiencias, las que explican parte de sus personajes y su obra. A veces nuestra huida también es hacia atrás, para recuperar sueños no cumplidos, o simplemente para unir los puntos, para buscar un sentido a nuestro camino vivido. Nuestra vida es diferente cada vez que nos la contamos, y como tan bien explica Luis Rojas Marcos en sus conferencias, es importante la narrativa que elegimos para relatarnos a nosotros mismos, sobre todo teniendo en cuenta que cada vez que relatamos nuestra historia modificamos nuestros recuerdos.
Jugar a ser otros, saltar los limites, desafiar las convenciones, arriesgarse, es una aspiración. Los escritores pueden hacerlo tomando prestada la voz de sus personajes. ¿Y nosotros?¿Y tu?
La necesidad de ser otro puede ser un juego, una forma de acercarnos desde otra mirada a esa persona con la que no encajamos o a la que queremos sorprender, a ese equipo en el que queremos brillar, un camino para afrontar desafíos pendientes. A veces la necesidad de ser otro no es escondernos, sino ofrecer otra cara de uno mismo, latente, a la espera del momento adecuado para mostrarse.
El viaje, escuchar a otras personas, conocer otros lugares y otras formas de hacer son también una forma de convertirse en otro.
¿Cuál es el espacio del que no quieres huir?
¿Cuál es el entorno que te permite soñar, fluir, crear?